El libro en general es difícil de comentar, no porque sea difícil de entender, ¿o sí?; Precisamente ahí es donde radica el problema que he encontrado al este libro, en su relativa complejidad. Lo que ese término viene a significar es que el autor en ocasiones da a entender que el libro esté dirigido a unos lectores más jóvenes, cuya capacidad de comprensión no será igual a la de un alumno de primero de bachillerato (Quien, por cierto, se ha visto obligado a releer la parte referente a los experimentos en determinados capítulos). Por otra parte, haciendo referencia a la parte biográfica, puede advertirse el grado de admiración por parte de David hacia los diferentes físicos, destacando un par de capítulos excesivamente largos a mi parecer.
No me gustaría dar a entender que no me haya gustado, pues realmente he disfrutado leyéndolo, y he de admitir que como material didáctico complementario se trata de un libro excelente, pues no sólo consigue explicar al lector de forma entretenida los distintos experimentos tratados en él, sino que además estimula el interés de éste por la física y la ciencia en general. Cabe destacar, además el tono cercano y cautivante del autor, que logra causar en el lector unos sentimientos de real admiración por los diferentes personajes, quienes, no nos equivoquemos, no la desmerecen en absoluto.
En conclusión, un gran libro para todos aquellos que muestren interés por la ciencia y quieran saber acerca de la concepción de la física a lo largo de la historia (tema apasionante, por cierto), que quizás pueda resultar demasiado complejo para determinados lectores. Por ello, considero al alumno de 1º de Bachiller o 4º de ESO como lector ideal, puesto que sus conocimientos son los apropiados para les hacerles disfrutar el libro.
“Los científicos no estudian la naturaleza porque sea útil; la estudian porque les place, y les place porque es bella. Si la naturaleza no fuese bella, no valdría la pena conocerla, no valdría la pena vivir la vida”.
Henri Poincaré (1854-1912)
Henri Poincaré (1854-1912)